Por Andrea Alejandro Freire

Edición: Liliana Chávez Luna

Arte: Bryers

Ir ao artigo em português

Prólogo

Hace 25 años la población LGBTI+ en Ecuador entabló una demanda de inconstitucionalidad del art. 516 del Código Penal. A través de éste se criminalizó durante décadas la homosexualidad en nuestro país, equiparándola con el incesto y la pedofilia. El 27 de noviembre de 1997 el arduo trabajo colectivo de mujeres trans, hombres gays y compañeras lesbianas -quienes recogieron 5.000 firmas de ciudadanxs a favor de la despenalización de la homosexualidad en Ecuador- marcó un antes y un después en nuestra legislación y en nuestra vida. Lamentablemente muchísimas de las precursoras de este hito histórico ya no se encuentran hoy entre nosotras, por ello el trabajo urgente de recordarlas y honrarlas. La Asociación Coccinelle -organización no gubernamental de gays, lesbianas y transexuales- fue clave en el proceso de derogación del artículo 516.

Decidí escribirle esta carta a Ericka Zavala porque, además de ser la integrante más joven de la asociación Coccinelle, su compañía durante toda mi vida me ha interpelado afectiva, artística, vital y éticamente.

***

Carta primera a Ericka Zavala

Querida Ericka,

El 27 de noviembre de 1997 marcó mi vida para siempre y tú fuiste parte importante de esa hazaña. Yo tenía 9 años, 4 meses y 19 días. Hacía exactamente dos meses que habías cumplido 14 años. Yo aún no entendía lo que implicaba sentirme y ser un niño, cuando había nacido como mujer. Tú probablemente tenías las mismas dudas, pero estabas en las calles de Ecuador recogiendo firmas para lograr la despenalización de la homosexualidad.

En la noche ibas a visitarme a casa y me sacaste con un hilo el diente de leche que colgaba de mi boca; mientras que por las mañanas salías a las calles -junto con otras docenas de mujeres trans- a pelear por nuestros derechos. Recuerdo el día que llegaste a la casa donde viví toda mi infancia, con un patito de regalo para mí. Fue mi mascota durante varios meses hasta que falleció en circunstancias no aclaradas o no dichas, como tantas y tantas de nuestras hermanas trans. Quando eu era criança, não sabia que minha amiga de infância também era uma precursora dos direitos LGBTI no Equador. Tampoco sabía que era una mujer trans, ni siquiera podía apalabrar que yo mismo era un hombre trans. Hoy -luego de casi 26 años- ese pequeño Alejandro ha logrado dimensionar la inmensa labor de esa adolescente Ericka y de muchas otras mujeres trans, lesbianas y hombres gays, a quienes agradezco por hacer posible mi existencia en este país.

Quizás no fue tan malo haber sido tan pequeño en ese noviembre del 97. A lo mejor esa alteración de la realidad -en pro de vivir en la imaginación que nos acontece en la infancia- hizo que no pensara en la probabilidad de que una noche ya no llegaras a la casa; y que la razón no fuese porque te hubieras peleado con mi mamá o porque fuiste a alguna fiesta con tus grandes peinados y tacones, sino porque alguien te hubiese arrebatado la vida como a Satanacha Moreira, Katty Tafur, Corazón Bautista o Wendy Calle. Debo confesarte que tenía miedo que te fueras como Juanito, el hijo de doña Segunda. Aunque yo vi su cuerpo tendido sobre la cama sosteniendo la pistola con la que terminó su vida, esa imagen nunca aparece cuando pienso en él. Ese recuerdo se diluyó, y me convencí a mí mismo de que Juanito se había ido para no regresar porque no quería ser militar -como su familia lo obligó- para que se le quite lo maricón. Y no, nunca se le quitó lo maricón/bicha brava. Lo que finalmente hicieron fue apretar el gatillo de esa arma que le voló los sesos. 

Aunque pasé toda mi adolescencia yendo a tu peluquería a pasar el rato, a que experimentes tus cortes extravagantes en mi afro, a ver a otras compañeras trans pretas assim como eu, a hablar acerca de mi lesbianismo (en ese momento me era impensable ser un hombre trans, no tenía referente alguno); jamás mencionaste que tú habías sido parte de esa hazaña. Ni siquiera otrxs amigxs activistas LGBTI lo mencionaron. Nadie hablaba de ese hito tan fundamental. Poco a poco lo fui descubriendo, y cuando me encontré tu rostro sonriendo ampliamente en una foto sobreexpuesta por el rayo de sol que entraba por la ventana (mientras sistematizaba el repositorio de fotos de uno de los activistas de ese proceso) entendí que o mundo inteiro precisava conhecer de você. Tú no solamente habías sido mi amiga durante tantos años; mi refugio cuando me sentía confundido respecto a mi identidad, sino que eras una de las tantas mujeres trans que salieron a las calles dispuestas a quemarlo todo para cambiar el statu quo.

La violencia, el silenciamiento, la negligencia y la desidia del Estado ecuatoriano no permitieron que hoy podamos tener aquí a tantas compañeras trans; pero esta carta es un agradecimiento profundo por su lucha y una ratificación de que su legado es reconocido y sigue presente. A través de él, ellas viven. Nunca habrá suficientes palabras para agradecerte todos tus cuidados, consejos, regaños y afectos. Cuando se es marica/pobre/negra/seropositiva como yo, toca reconstruir los lazos para crear una familia que nos acompañe y nos reconozca. Sin duda alguna tú eres un pilar fundamental de esta familia que yo mismo escogí. Eres la portada del álbum familiar de fotos capturadas con mis ojos, y que atesoro en lo profundo de mi corazón.

Guardo un abrazo hondo/prolongado para cuando vuelva a verte. Acalanto para você.

Andrea Alejandro.

Epílogo

Nueva Coccinelle presentó el 17 de mayo del 2019 una denuncia en contra del Estado ecuatoriano por el delito de lesa humanidad y el de persecución, ocurrido en las décadas de los 80 y 90. El informe de la Comisión de la Verdad reconoció que las graves violaciones de derechos humanos cometidas por el Estado desde 1984 hasta 2008, tenían como víctimas también a las poblaciones LGBTI+. Sin embargo las denuncias concernientes a los atropellos a las disidencias sexo-genéricas no fueron exhaustivas ni detalladas. Por esta razón la denuncia presentada por Nueva Coccinelli busca impulsar la investigación, judicialización y sanción a los responsables de las torturas, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas e incluso posibles ejecuciones extrajudiciales contra las poblaciones LGBTI+. 

Hasta el día de hoy el proceso avanza lentamente y no tenemos reparación para nuestras hermanas trans. Finalmente cabe un pronunciamiento contra la amnesia obligatoria institucional: le decimos al Estado ecuatoriano que no permitiremos que nuestras ancestras mueran sin la justa reparación que merecen.

Nosotras,

nosotrxs,

¡Ni nos vamos!

¡Ni olvidamos!

.
Ilustración: Bryers

Primeira carta para Ericka Zavala

Tradução: Andrea Alejandro Freire

Edição: Liliana Chávez Luna

Prefácio

Há 25 anos, a população LGBTI+ do Equador apresentou uma ação judicial contra a inconstitucionalidade do artigo 516 do Código Penal. Por meio desse artigo, a homossexualidade foi criminalizada durante décadas em nosso país, equiparando-a ao incesto e à pedofilia. Em 27 de novembro de 1997, o árduo trabalho coletivo de mulheres trans, homens gays e colegas lésbicas – que coletaram 5.000 assinaturas de cidadãos em favor da descriminalização da homossexualidade no Equador – marcou um ponto de virada em nossa legislação e em nossas vidas. Infelizmente, muitas das precursoras desse marco histórico não estão mais entre nós hoje, daí a urgência de lembrá-las e homenageá-las. A Associação Coccinelle – uma organização não governamental de gays, lésbicas e transgêneros – foi fundamental no processo de revogação do Artigo 516.

Decidi escrever esta carta para Ericka Zavala porque, além de ser o membro mais jovem da Associação Coccinelle, sua companhia durante toda a minha vida me provocou afetiva, artística, vital e éticamente.

***

Carta Primeira pra Ericka Zavala

Querida Ericka,

O dia 27 de novembro de 1997 marcou minha vida para sempre, e você foi uma parte importante desse sucesso. Eu tinha 9 anos, 4 meses e 19 dias de idade. Fazia exatamente dois meses desde seu aniversário de 14 anos. Eu ainda não entendia o que significava sentir e ser um menino, quando nasci mulher. Você provavelmente tinha as mesmas dúvidas, mas estava nas ruas do Equador coletando assinaturas para a descriminalização da homossexualidade.

À noite, você vinha me visitar em casa e arrancava o dente de leite que estava pendurado na minha boca, e pela manhã cê saía às ruas – junto com dezenas de outras mulheres trans – para lutar por nossos direitos. Lembro-me do dia em que você chegou à casa onde vivi toda a minha infância, com um patinho de presente para mim. Ele foi meu bichinho por vários meses, até que faleceu em circunstâncias não esclarecidas ou não ditas, como tantas de nossas irmãs trans. Quando eu era criança, não sabia que minha amiga de infância também era uma precursora dos direitos LGBTI no Equador. Tampouco sabia que ela era uma mulher trans, ou mesmo que eu era um homem trans. Hoje – depois de quase 26 anos – aquele pequeno Alejandro conseguiu dimensionar o imenso trabalho daquela adolescente Ericka e de muitas outras mulheres trans, lésbicas e homens gays, a quem agradeço por tornar possível minha existência neste país.

Talvez não tenha sido tão ruim ter sido tão pequeno naquele novembro de 1997, talvez essa alteração da realidade – em favor de viver na imaginação que nos acontece na infância – tenha me feito não pensar na probabilidade de que uma noite você não voltasse mais para casa; e que o motivo não fosse porque você brigou com minha mãe ou porque foi a alguma festa com seu cabelo grande e sapatos de salto alto, mas porque alguém havia tirado sua vida como Satanacha Moreira, Katty Tafur, Corazón Bautista ou Wendy Calle. Devo confessar que tive medo de que você fosse embora, como Juanito, o filho de Doña Segunda. Embora eu tenha visto seu corpo deitado na cama segurando a arma que acabou com sua vida, essa imagem nunca aparece quando penso nele. Essa lembrança se desvaneceu, e eu me convenci de que Juanito tinha ido embora para não voltar porque não queria ser um militar – como sua família o obrigou a ser – para se afastar de sua homossexualidade. E não, ele nunca deixou de ser bicha brava. O que eles finalmente fizeram foi puxar o gatilho da arma que estourou seus miolos. 

Apesar de eu ter passado toda a minha adolescência indo à sua barbearia para sair, para experimentar seus cortes extravagantes no meu afro, para ver outros colegas trans pretas assim como eu, para falar sobre meu lesbianismo (naquela época era impensável para mim ser um homem trans, eu não tinha referência); você nunca mencionou que tinha feito parte dessa proeza. Nem mesmo outros amigos ativistas LGBTI mencionaram o acontecimento. Ninguém falava sobre esse fato fundamental. Pouco a pouco, fui descobrindo e, quando encontrei seu rosto sorrindo largamente em uma foto superexposta pela luz do sol que entrava pela janela (quando estava sistematizando o repositório de fotos de um dos ativistas daquele processo), entendi que o mundo inteiro precisava saber sobre você. Você não só tinha sido minha amiga por tantos anos, meu refúgio quando me sentia confuso sobre minha identidade, mas também era uma das muitas mulheres trans que saíram às ruas dispostas a queimar tudo para mudar o status quo.

A violência, o silenciamento, a negligência e o abandono do Estado equatoriano não permitiram que tivéssemos tantas mulheres trans aqui hoje; mas esta carta é um profundo agradecimento por sua luta e uma ratificação de que seu legado é reconhecido e continua presente. Por meio dele, elas vivem. Nunca haverá palavras suficientes para agradecê-las por todo o seu cuidado, conselhos, insistência e carinho. Quando se é bicha/pobre/negro/seropositivo como eu, é preciso reconstruir os laços para criar uma família que nos acompanhe e nos reconheça. Você é, sem dúvida, um pilar fundamental dessa família que escolhi para mim. Você é a capa do álbum de família das fotos capturadas com meus olhos, que guardo no fundo do meu coração.

Guardo um abraço profundo/prolongado para quando eu o vir novamente. Acalanto para você.

Andrea Alejandro.

Epílogo

Em 17 de maio de 2019, a Nueva Coccinelle apresentou uma denúncia contra o Estado equatoriano por crimes contra a humanidade e perseguição ocorridos nas décadas de 1980 e 1990. O relatório da Comissão da Verdade reconheceu que as graves violações de direitos humanos cometidas pelo Estado de 1984 a 2008 também tiveram como alvo as populações LGBTI+. No entanto, as alegações relativas a abusos contra dissidentes baseados em gênero não foram exaustivas nem detalhadas. Por esse motivo, a denúncia apresentada pelo Nueva Coccinelli busca promover a investigação, o julgamento e a punição dos responsáveis por torturas, detenções arbitrárias, desaparecimentos forçados e até mesmo possíveis execuções extrajudiciais contra a população LGBTI+. 

Até hoje, o processo está avançando lentamente e não temos reparações para nossas irmãs trans. Por fim, uma declaração contra a amnésia forçada por instituições estatais é necessária: dizemos ao Estado equatoriano que não permitiremos que nossas ancestrais morram sem a justa reparação que merecem.

Nós, as bichas

nós, as sapatonas

Não iremos embora!

Tampouco nos esqueceremos!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.