Imagen: EFE
En este mes de abril se cumple un año de la crisis política en Nicaragua. Esta crisis ha sumergido al país en un ambiente de represiones, muertes, encarcelamientos, violaciones a los derechos humanos, protestas y una fragmentación todavía más acentuada en este país culturalmente diverso.
Nicaragua vive esta crisis en un momento donde el mundo se divide en medio de las disputas políticas, ideológicas y comerciales de grandes potencias como China, Estados Unidos y los aliados de ambos países. Donald Trump declara que Nicaragua es un amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos y acusa la violencia ejercida por el gobierno de Daniel Ortega frente a las represiones de protestas en el país. La critica viene del presidente que ha dejado un saldo de miles de familias migrantes separadas. Según datos oficiales del Senado de este país norteamericano, entre el 5 de mayo y el 9 de junio del 2018 fueron registrados los casos de 2.342 niños y niñas separadas de sus familias en función de las políticas migratorias de este presidente.
En el caso de Rusia y China, no consideran a Nicaragua una amenaza para la paz internacional colocando esto en un encuentro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para discutir la crisis nicaragüense. China, como potencia, ha sido criticada por sus mega proyectos e industrias extractivistas en países del Sur global. Colocamos como ejemplo las 121 concesiones de más de 2.67 millones de hectáreas de tierra en territorios de bosque en Gabón, y donde actualmente negocian compras en el Congo y Camerún que generan expulsiones masivas de poblaciones violentamente removidas de sus territorios. Dentro de la relación China y Nicaragua se dibuja el proyecto del Gran Canal Interoceánico (Megaproyecto de una via interoceanica que atraviese el territorio nacional), que parece estar silenciado por los medios, pero que todavía sigue su curso.
El control geopolítico mundial es una manera de análisis importante para observar el conflicto nicaragüense; sin embargo, el drama de las vidas interrumpidas, de aquellas que fueron entregadas por una causa, de los encarcelamientos y el exilio no pueden ser descritos por estadísticas o párrafos que discutan el rumbo del control económico mundial. En medio de esta crisis humana existen vidas desgarradas, promesas que nunca fueron cumplidas, sueños de justicia que tomaron un rumbo tenebroso y una violencia que ha dejado familias profundamente divididas, personas desplazadas y una ola de miedo y furia donde no se puede expresar libremente lo que se siente y lo que se piensa.
Dentro del conflicto se destaca una palabra con una carga simbólica y emocional importante para la memoria del pasado y para el conflicto del presente en la sociedad nicaraguense: sandinismo. La definición de esta palabra podría darnos llaves importantes para entender y acercar un poco mas la mirada a lo que una vez fue un proceso de lucha y de entrega que en un momento tuvo un sentido para muchas personas, pero ahora la historia tomó un rumbo distinto del imaginario que se generó en torno de aquella palabra.
La palabra sandinismo acompañó el nombre de un proceso revolucionario (Revolución Popular Sandinista) que triunfa en 1979 y simbolizó, para algunos sectores, que Nicaragua tenia la autonomía para gobernarse a si misma, expulsando la intromisión e invasión norteamericana de la vida política, económica y social del país. Sandinismo también es el nombre de un período histórico, que va desde 1979 hasta 1990, que significó progresismo, lucha social, igualdad, entrega y heroísmo para algunos. Vidas enteras se entregaron a una causa con este nombre que marcaron los cuerpos de hombres y mujeres, ya sea por las torturas recibidas en la dictadura de los Somoza, las violaciones o bien, durante la guerra financiada por Estados Unidos en la década de los ochenta.
Para otros sectores esta palabra puede estar relacionada a guerra o usurpación del territorio en el caso de los pueblos indígenas. Para la burguesía que apoyaba la dictadura de la família Somoza esta palabra pudo significar exilio y perdida de propiedades que fueron sometidas a una reforma agraria durante la revolución.
La palabra sandinismo también está dentro del nombre de un partido político que gobierna Nicaragua hoy en día donde su significado ya no es el mismo de ayer. Hoy esta palabra, para algunos, es sinónimo de furia, vergüenza, sangre, violaciones y abuso. Para otros y otras todavía evoca la memoria de la vida entregada a una lucha social.
Esta palabra también ha sido asociada a la personificación de un líder que encarna el significado de esta palabra convirtiéndose, para algunos y algunas, en sinónimo de revolución y progresismo. Estamos refiriéndonos a Daniel Ortega Saavedra. Fue su hijastra, Zoilamerica Narvaez Murillo, quien muy acertadamente realizó esta observación donde en Nicaragua decir Daniel Ortega equivalía a decir Revolución Popular Sandinista. El mismo Ortega, cuando fue acusado de violación por Narváez Murillo, señaló este crimen como una acusación a la Revolución Popular Sandinista y no hacia él, como persona física.
La palabra sandinismo también esta dentro del nombre de otro partido político llamado MRS, Movimiento Renovador Sandinista. Esto expresa por sí solo la división interna de este partido que se produjo a lo largo de la década de 1990.
Hoy en día son muchos frentes que se posicionan contra Ortega y los miembros del actual Frente Sandinista. Muchas mujeres y hombres jóvenes han sido encarcelados y maltratados en el sistema penitenciario nacional. Más de 300 vidas han sido arrebatadas de sus familias. También existen, dentro de esta lucha, ex combatientes del Frente Sandinista y personas que una vez militaron en una causa que llevaba este nombre.
En la actualidad, los Ortega-Murillo dividen los poderes del Estado bajo su estructura familiar y la lucha contra su gobierno tiene una oposición de muchas frentes. El feminismo como movimiento ha sido de sus primeras opositoras por los crímenes de violación y abuso deshonesto a Zoilamerica Narváez Murillo. Existe el frente de los campesinos y campesinas del Pacífico de Nicaragua que por muchos años han resistido en la defensa de sus tierras para impedir la venta del territorio nacional para realizar el megaproyecto de Gran Canal Interoceánico y otros mega emprendimientos concentrados en estas áreas.
De esta misma forma, muchos pueblos indígenas de la región del Atlántico de Nicaragua también se posicionan contra este gobierno por la usurpación de sus tierras así como por la violencia ejercida hacia los defensores y defensoras del territorio. En el caso de los pueblos indígenas se ha manejado el no reconocimiento de las autoridades territoriales de estas comunidades para facilitar la usurpación de sus tierras.
En el mes de Marzo del año en curso se realizaron las elecciones regionales del Atlántico en Nicaragua, en medio de la crisis política. A pesar del Frente Sandinista haber ganado las elecciones, muchas poblaciones no asistieron a las urnas para votar. En estas regiones del país el medio de transporte por excelencia para los centros de votación es la lancha. En aquellas áreas donde se concentra la pobreza extrema de Nicaragua, se obtuvieron relatos recogidos para elaborar este texto que mencionan que no existió ningún tipo de apoyo, para quienes fueron reconocidos como opositores y opositoras, para poder tener acceso a gasolina o para lanchas comunitarias que desplazaran estas poblaciones para los centros de votación. Según estos relatos, apenas las poblaciones reconocidas como votantes del Frente Sandinista se les abasteció de transporte, comida, hospedaje y otros beneficios en función del voto a favor.
Hoy en día se proyecta un diálogo entre algunos sectores de la oposición y el gobierno de Ortega para realizar la liberación inmediata de presos y presas políticas y el llamado a elecciones en Nicaragua antes del término del que seria el cuarto mandato presidencial de Ortega. En medio del conflicto el consejo de la Internacional Socialista expulsa al Frente Sandinista de sus miembros por violación a los derechos humanos y a los valores de la democracia.
La palabra sandinismo comienza a adquirir nuevos significados a lo largo de la historia y estas modificaciones representan un proceso de dolor y de luto para muchas de las partes implicadas. Podría esto representar un dolor para quienes todavía pertenecen a este partido político y dedicaron una vida para un proyecto que hoy se ve acusado de represión y violencia. Esto podría generar un drama humano y emocional de lo que una vez fue un sueño de futuro, lo que pudo haber sido y en lo que esta historia se ha convertido. También lo representa para quienes nos oponemos a modelos represores, pero que creímos en este proyecto social que acompañó nuestra formación en los años 80. Cuando hablo de luto no solamente me refiero a los grupos que todavía permanecen en el poder en las distintas tendencias que existen en Nicaragua. Hablo pensando en la gente común, en los y las menos favorecidas y explotadas. Este se torna un momento crucial no solamente para el Frente Sandinista sino para partidos de izquierda latinoamericanos que perdieron el significado de una lucha y siguieron el camino del autoritarismo y la autocracia.
Dentro de esta pérdida de visión se incluye el escaso reconocimiento de un Estado patriarcal que abusa de las mujeres, incluso dentro de los propios movimientos sociales como ha ocurrido en Nicaragua y en otro países de la región. También esta implícito un colonialismo y desarrollismo que usurpa los territorios indígenas y afrodescendientes imponiendo sus visiones de mundo y sociedades estatales donde el territorio y los sistemas de gobierno se estructuran de forma distinta en naciones multiculturales como Nicaragua.
En una Nicaragua fragmentada dentro de su historia y sus distintas luchas políticas e ideológicas, la posibilidad del dialogo todavía esta latente. Dentro de nuestra diversidad, se hace necesario distinguir nuestros matices y diferencias para buscar los nexos que nos unan. Los distintos frentes que se muestran ahora, algunos con mayor visibilidad y privilegios, otros todavía silenciados, son una oportunidad de visualizar la pluralidad nacional y convocar a acciones concretas para repensar un país distinto de aquella propuesta que impone la visión de mundo y de justicia de unos cuantos. Nuestra diversidad puede ser contradictoria, pero solamente a través de estos diálogos será posible pensar en otras formas de sistemas políticos, en modelos plurales y distintos a los modelos europeos que la propia izquierda latinoamericana patriarcal ha importado a realidades tan complejas como las nuestras y que quizá por ello hoy se encuentren sumergidas en una profunda crisis.
NICARAGUA: UMA LUTA DE MUITAS FRENTES
Por Berta Marson
Imagem: EFE
Este mês de abril completa um ano da crise política na Nicaragua. Esta crise submergiu o país num ambiente de repressão, morte, prisão, violações dos direitos humanos, protestos e uma fragmentação ainda mais acentuada neste país culturalmente diversificado.
A Nicaragua vive essa crise em um momento no qual o mundo se divide no meio de disputas políticas, ideológicas e comerciais de grandes potências como a China, os Estados Unidos e os aliados dos dois países. Donald Trump declara que a Nicaragua é uma ameaça à segurança nacional dos Estados Unidos e acusa a violência exercida pelo governo de Daniel Ortega contra a repressão de protestos no seu país. A crítica vem do presidente, que deixou um saldo de milhares de famílias migrantes separadas. Segundo dados oficiais do Senado deste país norte-americano, entre 5 de maio e 9 de junho de 2018, foram registrados casos de 2.342 crianças separadas de suas famílias, de acordo com as políticas migratórias desse presidente.
No caso da Rússia e da China, já não consideram mais a Nicaragua uma ameaça à paz internacional, colocando isso em uma reunião do Conselho de Segurança da ONU para discutir a crise nicaraguense. A China, como potência, tem sido criticada por seus megaprojetos e indústrias extrativistas em países do Sul Global. Colocamos como exemplo as 121 concessões de mais de 2,67 milhões de hectares de terra em territórios florestais no Gabão, e onde atualmente negociam compras no Congo e Camarões, gerando expulsões massivas de populações violentamente removidas de seus territórios. Dentro da relação entre a China e a Nicaragua, o projeto do Grande Canal Interoceânico (Megaprojeto de uma via interoceânica que percorre o território nacional) é desenhado, o que parece ser silenciado pela mídia, mas que ainda segue seu curso.
O controle geopolítico mundial é uma maneira importante de analisar o conflito na Nicaragua; no entanto, o drama de vidas interrompidas, daquelas que foram entregues por uma causa, o encarceramento e o exílio não podem ser descritos por estatísticas ou parágrafos que discutam o curso do controle econômico mundial. No meio desta crise humana, há vidas impactadas, promessas que nunca foram cumpridas, sonhos de justiça que tomaram um rumo sombrio e uma violência que deixou famílias profundamente divididas, pessoas deslocadas e uma onda de medo e raiva onde não se pode expressar livremente aquilo que se sente nem o que se pensa.
Dentro do conflito destaca-se uma palavra com uma carga simbólica e emocional importante para a memória do passado e para o conflito do presente na sociedade nicaraguense: sandinismo. A definição desta palavra poderia nos oferecer chaves importantes para entender e se aproximar um pouco para o que antes era um processo de luta e entrega que uma vez teve um significado para muitas pessoas, mas agora a história tomou uma direção diferente do imaginário que foi gerado em torno dessa palavra.
A palavra sandinismo acompanhava o nome de um processo revolucionário (a Revolução Popular Sandinista), que triunfou em 1979 e simbolizou, para alguns setores, que a Nicaragua tinha autonomia para se governar, expulsando a intromissão e invasão norte-americana da vida política, económica e social do país. O sandinismo é também o nome de um período histórico, que compreende de 1979 até 1990, que significou progressismo, luta social, igualdade, entrega e heroísmo para alguns. Vidas inteiras foram entregues a uma causa com esse nome que marcou os corpos de homens e mulheres, seja por causa das torturas recebidas durante a ditadura dos Somoza, estupros ou durante a guerra financiada pelos Estados Unidos na década de 1980.
Para outros setores, esta palavra pode estar relacionada à guerra ou usurpação do território no caso de povos indígenas. Para a burguesia, que apoiou a ditadura da família Somoza, esta palavra poderia significar o exílio e a perda de propriedades que foi submetida a uma reforma agrária no período da revolução.
A palavra sandinismo também está no nome de um partido político que governa a Nicaragua na atualidade, onde seu significado não é mais o mesmo de ontem. Hoje esta palavra, para alguns, é sinônimo de raiva, vergonha, sangue, estupro e abusos. Para outros e outras, ainda evoca a lembrança da vida entregue a uma luta social.
Esta palavra também foi associada à personificação de um líder que encarna o significado dessa palavra, tornando-se, para alguns, sinônimo de revolução e progresso. Estamos nos referindo a Daniel Ortega Saavedra. Foi sua enteada, Zoilamerica Narváez Murillo, que muito acertadamente fez essa observação que, na Nicaragua, referir-se a Daniel Ortega equivalia a um sinônimo da Revolução Popular Sandinista. O próprio Ortega, quando foi acusado de estupro por Narváez Murillo, coloca esse crime como uma acusação contra a Revolução Popular Sandinista e não contra si mesmo, como indivíduo.
A palavra sandinismo também está no nome de outro partido político chamado MRS, Movimiento Renovador Sandinista. Isso por si só expressa a divisão interna desse partido que ocorreu durante os anos 90.
Hoje existem muitas frentes que estão posicionadas contra Ortega e os membros da atual Frente Sandinista. Muitos jovens mulheres e homens foram presos e maltratados no sistema penitenciário nacional. Mais de 300 vidas foram interrompidas e roubadas das suas famílias. Há também, nessa luta, ex-combatentes da Frente Sandinista e pessoas que já serviram em uma causa que levou esse nome.
Atualmente, os Ortega-Murillo dividem os poderes do Estado sob sua estrutura familiar e a luta contra o governo deles tem uma oposição de muitas frentes. O feminismo, como movimento, tem sido um dos seus primeiros oponentes pelos crimes de estupro e abuso desonesto de Zoilamerica Narváez Murillo. Há a frente dos camponeses e camponesas do Pacífico da Nicarágua que há muitos anos têm resistido em defesa de suas terras para impedir a venda do território nacional para realizar o megaprojeto do Grande Canal Interoceânico e outros megaempreendimentos concentrados nessas áreas.
Da mesma forma, muitos povos indígenas da região Atlântica da Nicaragua também se posicionam contra esse governo pela usurpação de suas terras e pela violência exercida contra os defensores e defensoras do território. No caso dos povos indígenas, o não reconhecimento das autoridades territoriais dessas comunidades tem sido realizado para facilitar a usurpação de suas terras.
No mês de março deste ano as eleições regionais do Atlântico foram realizadas na Nicaragua, no meio da crise política. Apesar da Frente Sandinista ter vencido as eleições, muitas populações não compareceram às urnas para votar. Nestas regiões do país, o meio de transporte por excelência para os centros de votação é a lancha. Por serem as áreas onde está concentrada a pobreza extrema da Nicaragua, foram obtidas narrativas para a elaboração deste texto que colocam que não houve apoio para aqueles que eram reconhecidos como opositores e opositoras, para ter acesso a gasolina ou a lanchas comunitárias para deslocar essas populações aos centros de votação. Segundo os relatos, apenas as populações reconhecidas como eleitores da Frente Sandinista receberam não só transporte, mas alimentação, hospedagem e outros benefícios com base no voto favorável.
Atualmente está previsto um diálogo entre alguns setores da oposição e o governo de Ortega para realizar a libertação imediata de presos e presas políticas e a convocação de eleições na Nicaragua antes do final do que seria o quarto mandato presidencial de Ortega. No meio do conflito, o Conselho da Internacional Socialista expulsou a Frente Sandinista de seus membros por violação dos direitos humanos e dos valores da democracia.
A palavra sandinismo começa a adquirir novos significados ao longo da história e essas modificações representam um processo de dor e luto para muitas das partes envolvidas. Isso poderia representar uma dor para aqueles que ainda pertencem a este partido político e dedicaram a vida a um projeto que hoje é acusado de repressão e violência. Isso poderia gerar um drama humano e emocional do que já foi um sonho de futuro, o que poderia dele ter sido e em que essa história se tornou. Também o representa para aqueles que se opõem aos modelos repressivos, mas que acreditaram neste projeto social que acompanhou a nossa formação nos anos 80. Quando falo de luto, não me refiro somente aos grupos que ainda permanecem no poder nas diferentes tendências que existem na Nicaragua. Falo principalmente pensando nas pessoas comuns, dos sectores menos favorecidos e oprimidos. Isso se torna um momento crucial não apenas para a Frente Sandinista, mas para os partidos de esquerda latino-americanos que perderam o significado de uma luta e seguiram o caminho do autoritarismo e da autocracia.
Dentro dessa perda de visão está o reconhecimento limitado de um Estado patriarcal que abusa das mulheres, mesmo dentro dos próprios movimentos sociais, como ocorreu na Nicaragua e em outros países da região. Nesta perda de visão também está implícito um colonialismo e desenvolvimentismo que usurpa os territórios indígenas e afrodescendentes impondo suas visões de mundo e sociedades estatais onde o território e os sistemas de governo se estruturam diferentemente em nações multiculturais como a Nicaragua.
Em uma Nicaragua fragmentada na sua história e em suas diferentes lutas políticas e ideológicas, a possibilidade de diálogo ainda está latente. Dentro da nossa diversidade, é necessário distinguir nossas nuances e diferenças para procurar os elos que nos unem. As diferentes frentes que são mostradas agora, algumas com maior visibilidade e privilégios, outras ainda silenciadas, são uma oportunidade para visualizar a pluralidade nacional e demandar ações concretas para repensar um país diferente daquela proposta que impõe a visão de mundo e de justiça de uns quantos. Nossa diversidade pode ser contraditória, mas somente através desses diálogos será possível pensar em outras formas de sistemas políticos, em modelos plurais e diferentes dos modelos europeus que a esquerda patriarcal latino-americana importou para realidades tão complexas quanto as nossas e que talvez seja por essa razão que hoje estejam submersos em uma crise profunda.
Feminista y periodista nicaraguense.