Somos los rostros de la adversidad y del horizonte de la ciudad andina. Mujeres de Frente [1]somos mujeres organizadas en Quito con nuestros niños, niñas y adolescentes, a quienes cuidamos y quienes comparten nuestra búsqueda de trabajo para hacer posible el sostenimiento de la vida de todos. Somos comerciantes autónomas en las calles, recicladoras de residuos urbanos, trabajadoras del hogar y la limpieza a destajo, mujeres con formación media y superior eventualmente remuneradas; muchas hemos sido trabajadoras ilegales. Somos trabajadoras urbanas cotidianamente correteadas por las fuerzas del orden metropolitano, y somos familiares de personas en prisión, mujeres presas, excarceladas y mujeres pagando condenas en libertad condicional. Somos heterosexuales, bisexuales y lesbianas. Algunas somos migrantes indígenas y afrodescendientes y, prácticamente todas, mestizas acholadas.[1] Todos, nombres de los despojos que experimentamos y de las luchas que libramos.

Como mujeres cotidianamente tironeadas por las fuerzas del orden ciudadano y del estado, el desarraigo es el castigo contra el que luchamos. Nuestra experiencia viene siendo la de ser arrancadas. Muchas fuimos arrancadas de nuestros vínculos infantiles cuando el empobrecimiento obligó a nuestros mayores a que nos trasladaran desde nuestra posición de hijas a la de criadas o arrimadas; cuando correteos, requisas de mercadería a pie de calle y detenciones temporales a cargo de agentes de la policía municipal nos despojaron de la certeza de la presencia sostenida de nuestras mayores; cuando policías, jueces y carceleros nos erradicaron de cuajo del vínculo materno. Trabajamos rodeando, beligerantes, a destajo, silentes, muy entrada la noche, al alba, siempre al borde de la ley, desplazadas de la economía considerada formal y de la seguridad social. Varias de nosotras vivimos y trabajamos en prisión. Y vemos cómo en los medios de comunicación masiva nuestras vidas se describen con palabras como desorden urbano y criminalidad, vemos cómo cotidianamente somos arrancadas de la promesa de ciudadanía. Y, sin embargo, no dejamos de florecer. Aquí estamos. Aquí seguimos sosteniendo la vida.

Archivo Mujeres de Frente, durante el paro nacional en el 2022.

Como migrantes de primera, segunda, tercera o ya no recordada generación, la desmemoria es el castigo contra el que luchamos. Llegamos a esta ciudad andina como chagras,[2] hijas, nietas o descendientes de mujeres que no recordamos, mujeres que fueron arrancadas del empleo rural, de pequeñas unidades de producción campesina y economías comunitarias de subsistencia asediadas por explotadores del agro a gran escala, monopolizadores de los mercados internos e inversiones de proyectos extractivos. Pero muchas también llegamos aquí como mujeres indígenas fugadas de las violencias de los patriarcados comunitarios o como descendientes de mujeres que eligieron huir de las violencias del agro. Nos miramos en reciprocidad y nos descubrimos perdidas en la trampa del mestizaje, despojadas de comunidad por las fuerzas del patriarcado, del estado y el mercado; apenas sostenidas por vínculos familiares que contribuimos a recoser contra fuerzas del orden dedicadas a arrancarnos y arrancarnos y arrancarnos. Y, sin embargo, no dejamos de florecer. Aquí estamos. Aquí seguimos sosteniendo la vida, pero esta vez denunciando que una estrategia del patriarcado colonial capitalista, hoy, es debilitarnos a fuerza de producir desarraigo y desmemoria. Estrategia que nosotras experimentamos como múltiples formas de castigo cotidiano contra el que nos organizamos.

Como hijas casi siempre irreconocibles de los pueblos indígenas y afrodescendientes de los que nosotras mismas o nuestras ancestras fueron arrancadas o de los que debieron huir, como mujeres que hemos vivido perdidas en la trampa del mestizaje, en la trampa de la promesa de una ciudadanía que nos está negada, hoy, organizadas, trabajamos para devolvernos a nuestras ancestras y a la historia de nuestros pueblos. Trabajamos para fortalecernos construyendo memoria, historia, arraigo y comunidad. Y decimos: La nuestra no es una asociación mestiza, ¡no!, Mujeres de Frente somos una organización feminista popular de raigambre indígena y afrodescendiente.

Analía Silva, integrante de Mujeres de Frente

Así nació nuestra Escuela de Formación Política Feminista y Popular, ya no como proceso para aprender lo que la militancia debe decir para hablar correctamente, sino para co-investigar juntas orientando nuestras búsquedas en dos sentidos: genealógico e histórico. Genealógico, para devolvernos a nuestras ancestras y ancestros, al calor de las que saben por qué venimos siendo como, a pesar de la adversidad, seguimos siendo. E histórico, para devolvernos a las historias de los pueblos a los que pertenecemos, no para retornar a comunidades rurales o pequeños poblados, sino para rescatarnos de la trampa de la desmemoria y el mestizaje, para hundirnos en nuestras raíces y consolidar nuestra comunidad de raigambre indígena, afrodescendiente y chola. Así trabajamos para combatir la desmemoria que hace que nuestros pueblos y compañeros nos desconozcan cuando estamos presas, cuando nuestros hermanos e hijos mueren en masacres carcelarias, cuando se lanza sobre nosotras el estado punitivo con la promesa de permanecer impune.

Juanita Cuenca, integrante de Mujeres de Frente

Los primeros recorridos genealógicos e históricos andados por cada una en compañía y por todas en colectividad nos han dolido tanto como nos han deslumbrado, nos han alegrado profundamente y nos han enorgullecido. Nos han hecho sabernos hijas de sobrevivientes, y nos has hecho sentimos vivas ¡bien vivas en un mundo donde pocas pretendieron que sobreviviéramos! Así vamos creciendo como co-investigadoras feministas populares en esta ciudad andina, y en nuestra escuela seguiremos floreciendo.

Si quieres apoyar a este proceso de educació popular feminista, ingresa en el siguiente link: https://www.globalgiving.org/projects/support-the-education-of-40-women-in-quito/. El dinero recaudado en este capaña permite que todas sus participantes disfruten y aprendan en la Escuela de Formación Política Popular y Feminista ya que cada una recibe una beca mensual por su participación.


[1] Cholo/a es un término de uso popular que nombra a quienes viviendo en la urbe como personas de ciudad muestran rasgos de su origen indígena.

[2] Término de uso popular que nombra a las personas campesinas en la ciudad.


[1] Mujeres de Frente somos una organización feminista popular ecuatoriana con 20 años de militancia contra las prisiones como expresión del racismo de estado en favor del capital. A ras del suelo, somos una comunidad de cooperación y cuidado entre mujeres, niños, niñas y jóvenes. Conócenos más en: www.mujeresdefrente.org

Una primera versión de este artículo se publicó en DesInformémonos. Periodismo desde abajo: https://desinformemonos.org/genealogia-e-historia-contra-el-castigo/

Co-pesquisa genealógica e histórica. Por que nasceu a Escola de Formação Política Feminista e Popular de Mujeres de Frente

Archivo Mujeres de Frente, 8M

Somos os rostos da adversidade e o horizonte da cidade andina. Nós do Mujeres de Frente [1] somos mulheres organizadas em Quito com nossas crianças e adolescentes, de quem cuidamos e que compartilhamos a busca de trabalho para possibilitar o sustento da vida de todos. Somos ambulantes autônomas, recicladoras de lixo urbano, trabalhadoras domésticas e diaristas, mulheres com ensino médio e superior eventualmente remuneradas; muitos de nós fomos trabalhadoras ilegais. Somos trabalhadoras urbanas perseguidas diariamente pelas forças da ordem metropolitana, somos parentes de presidiários, somos mulheres presas, libertadas e mulheres em liberdade condicional. Somos heterossexuais, bissexuais e lésbicas. Algumas de nós são migrantes indígenas e afrodescendentes, e praticamente todas nós somos mestiças acholadas.[1] Todos eles, nomes das privações que vivemos e das lutas que travamos.

Como mulheres diariamente puxadas pelas forças da ordem cidadã e estatal, o desenraizamento é o castigo contra o qual lutamos. Nossa experiência tem sido a de sermos desenraizadas. Muitas de nós fomos arrancadas de nossos laços de infância quando o empobrecimento obrigou os mais velhos a nos transferir de nossa posição de filhas para a de criadas ou guardiãs; na correria, revista de mercadorias na rua e detenções temporárias por policiais municipais nos tiravam a certeza da presença sustentada de nossos mais velhos; quando policiais, juízes e carcereiros nos erradicaram completamente do vínculo materno. Trabalhamos envolventes, beligerantes, por encomenda, silenciosas, muito tarde da noite, de madrugada, sempre marginalizadas, deslocadas da economia considerada formal e da segurança social. Várias de nós vivem e trabalham na prisão. E vemos como nossas vidas são descritas com palavras como desordem urbana e criminalidade nos meios de comunicação em massa, vemos como diariamente somos arrancadas da promessa de cidadania. E, no entanto, não paramos de florescer. Estamos aqui. Aqui continuamos sustentando a vida.

Archivo Mujeres de Frente

Como migrantes de primeira, segunda, terceira ou não mais lembradas gerações, o esquecimento é o castigo contra o qual lutamos. Chegamos a esta cidade andina como chagras,[2] filhas, netas ou descendentes de mulheres de quem não nos lembramos, mulheres desenraizadas do trabalho rural, de pequenas unidades de produção camponesa e de economias comunitárias de subsistência sitiadas por grandes exploradores agrícolas, monopolizadores do mercado interno, mercados e investimentos em projetos extrativistas. Mas muitas de nós também chegamos aqui como mulheres indígenas fugindo da violência dos patriarcados comunitários ou como descendentes de mulheres que escolheram fugir da violência da agricultura. Nos enxergamos na reciprocidade e nos descobrimos perdidas na armadilha da miscigenação, privadas da comunidade pelas forças do patriarcado, do Estado e do mercado; apenas apoiadas em laços familiares que cultivamos para ressentir-nos contra as forças da ordem dedicadas a nos arrancar e arrancar e arrancar. E, no entanto, não paramos de florescer. Estamos aqui. Aqui continuamos sustentando a vida, mas desta vez denunciando que uma estratégia do patriarcado capitalista colonial, hoje, é nos enfraquecer produzindo desenraizamento e esquecimento. Estratégia que experimentamos como múltiplas formas de castigo diário contra as quais nos organizamos.

Analía Silva, Mujeres de Frente.

Como filhas quase sempre irreconhecíveis de povos indígenas e afrodescendentes de quem nós mesmas ou nossos ancestrais fomos arrancadas ou de quem eles tiveram que fugir, como mulheres que viveram perdidas na armadilha da miscigenação, na armadilha da promessa de uma cidadania que nos é negada, hoje, organizadas, trabalhamos para resgatar nossos ancestrais e a história de nossos povos. Trabalhamos para nos fortalecer construindo memória, história, raízes e comunidade. E nós dizemos: a nossa associação não é mestiça, não! Mujeres de Frente é uma organização feminista popular com raízes indígenas e afrodescendentes.

Assim nasceu nossa Escola de Educação Política Feminista e Popular, não mais como um processo para aprender o que a militância deve dizer para falar corretamente, mas para copesquisar juntas, orientando nossas buscas em duas direções: genealógica e histórica. Genealógica, para regressar aos nossos antepassados e antepassados, no calor de quem sabe porque fomos como, apesar das adversidades, continuamos sendo. E histórico, para nos devolver às histórias dos povos aos quais pertencemos, não para retornar às comunidades rurais ou pequenas cidades, mas para nos resgatar da armadilha do esquecimento e da miscigenação, para afundar em nossas raízes e consolidar nossa comunidade indígena enraizada, afrodescendente e chola. É assim que trabalhamos para combater o esquecimento que faz com que nossas cidades e colegas nos ignorem quando estamos presos, quando nossos irmãos e filhos morrem em massacres prisionais, quando o estado punitivo é lançado sobre nós com a promessa de ficar impune.

Juanita Cuenca, Mujeres de Frente.

As primeiras viagens genealógicas e históricas feitas por cada uma de nós em companhia e por todas coletivamente nos machucaram tanto quanto nos deslumbraram, nos deixaram profundamente felizes e orgulhosas. Elas nos mostraram que somos filhas de sobreviventes, e nos fizeram sentir vivas, bem vivas num mundo onde poucos queriam que sobrevivêssemos! Assim, estamos crescendo como copesquisadoras feministas populares nesta cidade andina, e em nossa escola continuaremos florescendo.

Se você quer apoiar esse processo de educaçâo feminista e popular, entre no link: https://www.globalgiving.org/projects/support-the-education-of-40-women-in-quito/. O dinheiro arrecadado nesta campanha permite que todos os seus participantes desfrutem e aprendam na Escola de Formação Política Popular e Feminista, já que cada uma recebe uma bolsa mensal por sua participação.









[1] Cholo/a é um termo de uso popular que nomeia aqueles que vivem na cidade, pois os citadinos apresentam traços de sua origem indígena.

[2] Termo de uso popular que nomeia as pessoas camponesas na cidade.

[1] Mujeres de Frente é uma organização feminista popular equatoriana com 20 anos de militância contra as prisões como expressão do racismo do Estado em favor do capital. Ao nível do solo, somos uma comunidade de cooperação e cuidado entre mulheres, crianças e jovens. Saiba mais em: www.mujeresdefrente.org

Uma primeira versão deste artigo foi publicada em DesInformémonos. Periodismo desde abajo: https://desinformemonos.org/genealogia-e-historia-contra-el-castigo/

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.