
El heteropatriarcado y las herramientas a su servicio tratan de restar importancia al hecho de que las mujeres de todo el mundo vivamos bajo amenaza de muerte constante. Nuestra respuesta: sororidad, autodefensa y lucha feminista. Hay que romper el silencio, hacer ruido y llamar a las cosas por su nombre: el machismo es terrorismo. Hay que incomodar para dejar de estar incómodas.